Mundo Vivo Cochasqui, busca generar procesos incluyentes de energía, alimentos, tecnologías limpias, captura de carbono; interaprendizajes productivos; recuperación de conocimientos y saberes ancestrales; procurando la participación de personas y grupos comprometidos en la construcción de territorios del buen-vivir, bien-ser, bien-estar, bien-tener en solidaridad y la realización de espacios interculturales pluri-universos sin exclusiones son los propósitos del programa Munay Ruray (mundo vivo) que se levanta en la Comunidad Cochasquí, Parroquia de Tocachi, Cantón Pedro Moncayo en Ecuador.
La Fundación Recinatur de ciencia, naturaleza y turismo ancestral con otras entidades regionales hacen posible la concreción de este programa que recoge las experiencias de amautas, investigadores, estudiantes, campesinos y académicos de todas las latitudes del planeta.
Las aspiraciones sentidas de los colectivos son impulsar la innovación geo-agro-ecología, eco-aldeas para el turismo ancestral; aplicaciones de tecnologías limpias de la tierra; recuperación de fauna y flora nativas; uso de energías renovables de consumo masivo; investigación acción comunitaria; espacios de observación astronómico (inti-killa-huatana) y economías solidarias. Actividades preponderantes son las expresiones artísticas recuperadas y creación constante de los hacedores de los pueblos originarios.
Nuestro encuentro en la Comuna milenaria de Cochasquí, por el advenimiento del nuevo año andino 5530, se nutre de las experiencias vivas de los pueblos nativos y originarios en su búsqueda incesante por hacer posible el destino común en igualdad, equidad, justicia, solidaridad.
La recuperación de la memoria histórica, los valores ancestrales, las manifestaciones genuinas de los seres humanos ligados indisolubles a la tierra, el fuego, las aguas y los vientos nos posibilitad marcar los derroteros por los cuales transitar con dignidad de tener raíces profundas e indestructibles que nos fortalecen para reclamar espacios de vida que sean respetados y considerados por los poderes de la política, la cultura y la economía.
Hemos decidido en consecuencia asumir el manejo, custodia, planificación del territorio en coordinación directa con el Gobierno Autónomo Descentralizado de Tocachi.
La recuperación de la memoria histórica, los valores ancestrales, las manifestaciones genuinas de los seres humanos ligados indisolubles a la tierra, el fuego, las aguas y los vientos nos posibilitad marcar los derroteros por los cuales transitar con dignidad de tener raíces profundas e indestructibles que nos fortalecen para reclamar espacios de vida que sean respetados y considerados por los poderes de la política, la cultura y la economía.
Hemos decidido en consecuencia asumir el manejo, custodia, planificación del territorio en coordinación directa con el Gobierno Autónomo Descentralizado de Tocachi.
Asumimos los desafíos y retos que esta opción representa. Convencidos estamos de seguir consolidando nuestra organización social con los elementos apropiados del trabajo comunitario, las mingas, la recuperación de los saberes y el conocimiento, las prácticas de legado hereditario a nuestros descendientes sobre el conocimiento y bienes materiales.
Agradecemos y comprometemos nuestra gratitud a las personas que acompañan las acciones experienciales venciendo las mentalidades coloniales, paradigmas que anulan la inteligencia colectiva, modelos y conductas que desprecian lo ancestral y que tiene la entereza para realizar aportes significativos con saberes , conocimientos que dan consistencia a los modos y contenidos de vida
Los abajo firmantes reiteramos la decisión de seguir caminando juntos como al principio para lograr impulsar un amplio programa incluyente de acciones que propendan a posicionar las celebraciones, conmemoraciones, festejos, prácticas alimenticias y medicinales, en base a generar empatías cuánticas de personas, culturas y sociedades diversas para juntos defender el planeta, la PACHA MAMA de toda agresión que nos afecte.
Los tejidos y las artesanías son manifestaciones culturales que han perdurado a lo largo de la historia, transmitiendo conocimientos y tradiciones de generación en generación. Manuel Encarnación Quizhpe Mcas, un talentoso artesano Kichwa Runa Saraguro, es un ejemplo vivo de cómo estas prácticas ancestrales siguen siendo relevantes en la actualidad.
Desde temprana edad, Manuel se sumergió en el arte del tejido, heredando sabiduría y técnicas de su padre. Con el paso de los años, su habilidad y dedicación han dejado una huella significativa en la comunidad, convirtiéndolo en un referente en el ámbito de los textiles y las artesanías.
El inicio de un legado: Manuel Encarnación Quizhpe Mcas nació el 1 de abril de 1941 en Chukidel Ayllullakta, una comunidad ubicada en Lagunas, en el cantón Saraguro de la Provincia de Loja, Ecuador. A los 10 años, comenzó su camino en el mundo del tejido, aprendiendo las técnicas y secretos de las fibras naturales que su padre le legó. Atraído por el deseo de ampliar su conocimiento, a los 16 años viajó a Otavalo para adquirir una nueva técnica en telares de pedal. Esta base de conocimientos se convirtió en el cimiento de su carrera como artesano.
El arte del tejido y su evolución: En 1965, Manuel instaló su primer telar de pedales en su hogar, y empezó a tejer bayetas de lana natural. Con el paso del tiempo, su destreza y creatividad lo llevaron a explorar una variedad de tejidos, como ponchos, chales, manteles de mesa, servilletas, hamacas, bolsos y alfombras. Utilizando una amplia gama de materiales, desde lana de borrego y algodón hasta fibras sintéticas, Manuel ha creado piezas únicas y de gran belleza. Sin embargo, nunca abandonó la práctica ancestral del tejido en kallwa, una técnica que ha mantenido viva a lo largo de los años
Un taller artesanal de renombre: El espacio de trabajo de Manuel Encarnación (conocido cariñosamente como Kachito) se ha convertido en uno de los talleres artesanales más destacados de la región. A lo largo de los años, muchos jóvenes, adultos y niños han tenido la oportunidad de tejer sus sueños y dejar su huella bajo la tutela de Manuel. Entre hilos y lanzaderas, han aprendido las técnicas tradicionales y han experimentado el vínculo entre el pasado y el presente. A sus 82 años, Manuel continúa tejiendo sus sueños y ofreciendo productos que son el fruto de su experiencia y dedicación. Este legado artesanal será preservado por sus herederos, asegurando que la tradición siga viva de generación en generación. Además, su compañera de vida, Mama Angelina, quien a sus 85 años sigue siendo su inspiración, su energía y su apoyo constante, ha sido una presencia fundamental en este largo camino.
Un líder y educador: Además de su dedicación a las artesanías, Manuel Encarnación Quizhpe Mcas ha desempeñado un papel activo en su comunidad. Ha sido presidente de la comunidad y docente de Kichwa y textilería en el colegio Indigenista Saraguro, actualmente conocido como Unidad Educativa Saraguro. Su compromiso con la preservación de la cultura y la transmisión de conocimientos ha dejado una marca duradera en su entorno.
Arraigado a la madre tierra: Manuel siempre ha estado conectado con la madre tierra. Además de su dedicación a las artesanías, ha cultivado maíz y tubérculos para proporcionar la base alimenticia de su familia. La cría de animales también ha sido una parte esencial de su vida, brindando alimento y recursos. Estas prácticas reflejan su profundo respeto por la naturaleza y su enfoque en vivir en armonía con el entorno
La historia de Manuel Encarnación Quizhpe Mcas es un testimonio vivo de cómo el arte del tejido y las artesanías continúan enriqueciendo nuestras vidas y preservando nuestras tradiciones. A través de su dedicación y habilidad, ha creado un legado que trasciende el tiempo y ha inspirado a muchos a seguir sus pasos. Su trabajo no solo es una expresión artística, sino también un símbolo de identidad cultural y un lazo profundo con la comunidad y la naturaleza. Manuel Encarnación Quizhpe Mcas es un verdadero tesoro de la artesanía tradicional, y su influencia seguirá siendo sentida en las generaciones venideras.
Un Viaje a través de las Palabras y el Tiempo En cada rincón de nuestro Terruño Tabacundo, la lectura se convierte en un puente hacia otras realidades, un vínculo profundo con la esencia misma del ser humano. Como bien expresa Siri Hustvedt, "Cuanto más leo, más cambio". Cada libro se convierte en una ventana hacia diferentes perspectivas, un reflejo de voces que, aunque en muchos casos ya no están entre nosotros, siguen vivas a través de la poesía y la prosa que dejaron atrás.
Leer no es solo un acto de pasar páginas es una forma creativa de escuchar y de dejarse transformar por las palabras. Los libros, más allá de sus imágenes y palabras, se alojan en los recovecos de nuestro inconsciente, convirtiéndose en parte de ese fascinante entramado de nuestra mente que da vida a nuestras experiencias. Los textos que realmente impactan no solo se recuerdan, sino que también se integran en nuestra esencia, cambiando nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos.
Siri Hustvedt captura esta experiencia con una sensibilidad única. Ella nos invita a reflexionar sobre cómo las voces de autores, incluso aquellos que ya no están con nosotros, continúan dialogando con nosotros, influyendo en nuestra forma de ver y sentir el mundo. Estos libros que perduran, que se aferran a nuestra memoria y a nuestro ser, se convierten en compañeros constantes en el viaje de la vida.
Así, al sumergirnos en las páginas de un buen libro, no solo nos conectamos con el autor, sino que nos embarcamos en un diálogo intergeneracional. La literatura se convierte en un acto de magia donde lo escrito se transforma en realidad, un fenómeno que enriquece nuestra existencia de manera profunda y duradera.
Gracias a autores como Siri Hustvedt, podemos entender y apreciar cómo la lectura transforma nuestras vidas, convirtiendo lo ordinario en extraordinario y haciendo que cada palabra resuene con la fuerza de mil voces. En este viaje literario, cada libro es una oportunidad para crecer, cambiar y descubrir nuevas dimensiones de nuestro propio ser.